Simone que ganó el prestigioso premio Goncourt en 1946, escribió “Memorias de una joven formal“ en 1958 cuando en su haber tenía ya varios ensayos, novelas y teatro. Para cuando las escribe estaban sin duda dislucidadas sus inquietudes de niña y absorbidas las conjeturas de la adolescencia, la mujer joven y emotiva ha dado paso a la adulta en cuya percepción de la vida el tiempo ha diluido las ansias juveniles, el despertar al amor.
De niña a mujer descubre la sexualidad y observa la influencia del ambiente en el caso de la guerra, que cambian su percepción del mundo. Una joven “formal” en una sociedad de tabúes sexuales que encuentra por ella misma el camino que decide tomar en su vida y asume la responsabilidad de ser quien quiere ser y vivir con las consecuencias de ello.
Pensar que Beauvoir es solo para feministas es como pensar que Dumas y sus historias de valientes mosqueteros fueran solo para hombres. Y es que Beauvoir es disfrutable por cualquiera o al menos a quien guste de un buen libro nada trivial pero sin grandes confusiones sobre la percepción de la vida desde el punto de vista femenino en un encantador viaje por aquellas inquietudes y experiencias que en su momento todo mundo habra tenido.
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