miércoles, 18 de noviembre de 2009

ARGUMENTO DON GIOVANNI, MOZART




PERSONAJES
Don Giovanni, joven caballero
Leporello, su criado.
Il Commendatore, padre de Donna Anna
Don Ottavio, aristócrata
Donna Anna prometida de Don Octavio
Donna Elvira, dama engañada por Don Giovanni.
Zerlina, campesina
Masetto, prometido de Zerlina.
Campesinos, músicos, criados de Don Giovanni

Lugar, una ciudad española. Época, el siglo XVII.


ACTO I. CUADRO I.
Exterior del palacio del Comendador. Tras la obertura, en la que quedan expuestos los polos que dominan la atmósfera de la obra: la seriedad y el humor, vemos a Leporello que se queja de los gajes de su oficio, mientras espera a su amo (Notte e giorno fraticar). De pronto sale corriendo de la casa Don Giovanni, perseguido por Donna Anna, a quien ha tratado de seducir sin conseguirlo, y por su padre. La muchacha trata inútilmente de descubrir el rostro del burlador, quien, ante el desafío del Commendatore, se bate con éste y le hiere de muerte (Non sperar). Mientras el anciano muere, Don Giovanni se jacta de su acción y Leporello le critica (Ah! Socorroso!). cuando Donna Anna se acerca con su prometido para auxiliar al Commendatore, el conquistador y su criado se alejan velozmente. La hija comprueba que su padre ha muerto (Ma qual mai s´offre; Fuggi crudele). Desesperada le arranca a Don Octavio el juramento de que la vengará.

CUADRO II.
Una calle cercana al palacio de Don Giovanni. Caballero y sirviente hablan. Leporello se permite criticar el tipo de vida que lleva el libertino, mientras que éste, son hacerle caso, le cuenta cuál será su próxima conquista. Se ocultan al acercarse Donna Elvira. La dama viene buscando afanosamente al conquistador desde Burgos para que cumpla sus promesas (Ah, chi mi dici mai?). El galán, que no la ha reconocido, se acerca para cortejarla. Al verla trata de escabullirse y le dice a Leporello que le cuente sus razones. Éste, sacando un libro, enumera las conquistas de Don Giovanni (Madamina, il catalogo è questo). Cuando Elvira se queda sola promete vengarse. Luego entra en una hostería. Se acerca un grupo de campesinos que celebra con cantos y bailes el enlace de Zerlina y Masetto. Don Giovanni siente deseos de conquistar a la joven. Para lograr tal cosa, le dice a Leporello que lleve al grupo a su palacio para agasajarlo, pero que se desembarace de Masetto. Éste afirma que su prometida no quiere separarse de él, pero Leporello y su señor le echan con cajas destempladas diciéndole que la chica queda en manos de un caballero. Masetto comprende la ridícula situación en que se halla y canta un aria llena de sarcasmo e ironía (Ho capito, signor, sì!). Leporello logra, al fin, alejarlo del lugar. Don Giovanni galantea descaradamente a Zerlina y le promete casarse con ella. La muchacha se siente tentada, pero al mismo tiempo desconfía (Là ci darem la mano). Cuando van a salir, les detiene Donna Elvira, quien decide defender a Zerlina, mientras el disoluto busca razones que le excusen ante ambas mujeres. La dama entona un aria briosa (Ah! Fuggi il traditor!) con la que le dice a la campesina que no le preste oídos a las traicioneras palabras del galán. Se acercan Donna Anna, vestida de luto, y su prometido. Don Giovanni cínicamente se conduele con la tristeza de la pareja, pero vuelve Donna Elvira y le dice a la dama que no se fíe de lo que oye. Aunque no la conocen Donna Anna y Don Ottavio se sienten impresionados por su porte y actitud, mientras el galán les susurra que está loca (Non ti fidar). Sale Elvira y Don Giovanni la sigue diciendo que quiere vigilarla para que no haga ninguna tontería. De pronto Donna Anna reconoce su voz y la identifica con la del asesino de su padre (Don Octavio, son morta!). Entonces le cuenta a su prometido la seducción no consumada y cómo murió el Comendador. Luego le pide que la vengue (Or sai chi l´onore) y se marcha furiosa. Don Octavio sólo quiere hacerla feliz, aunque no cree que un caballero como Don Giovanni sea capaz de esa acción tan baja. Decide averiguar la verdad (Dalla sua pace). Aparecen Leporello y su señor. El primero cuenta el desarrollo de la fiesta de los campesinos en el palacio. Todo iba bien hasta que apareció Zerlina acompañada por Donna Elvira, quien contó las fechorías realizadas por el caballero, aunque el criado logró desembarazarse de ella. Don Giovanni decide que continúe la fiesta hasta que consiga su objetivo, Zerlina, y le dice a Leporello que no repare en gastos (Finch´han dal vino). Ambos salen.

CUADRO III.
Jardín de la casa de Don Giovanni, Zerlina y Masetto discuten. La joven trata de decirle que Don Giovanni no la ha tocado. Luego le pide que le pegue (Batti, batti). El palurdo termina convenciéndose. Se acerca el señor y la chica siente temor, cosa que hace que su prometido vuelva a dudar de su fidelidad (Presto, presto). Zerlina trata de ocultarse, su novio se niega (Su! Svegliatevi!). Aparece el libertino e invita a todos a participar del baile; descubre a Zerlina y con zalamerías se la quiere llevar a un pabellón del jardín, pero también reconoce a Masetto y decide aplazar para más tarde la seducción. Don Ottavio, Donna Anna y Donna Elvira aparecen enmascarados (Bisogna aver), quienes vienen en busca del señor de la casa para que pague todas las fechorías que ha hecho. Leporello, reparando en ellos, se los señala a Don Giovanni (Signor guardate). Éste hace que el criado los invite al baile (Protegga il giusto cielo).

CUADRO IV
Salón del palacio. La fiesta está en su apogeo. Entran las máscaras (Venite pur avanti) y comienza el baile. Danzan los enmascarados; Don Giovanni y Zerlina, y Leporello con Masetto. De pronto el caballero desaparece con la chica. Al momento se oye un grito. Fuerzan la puerta y aparecen Zerlina, Don Giovanni y Leporello, a quien su amo intenta hacer pasar por el seductor de la muchacha pero nadie cree. Cuando todos se abalanzan sobre él, logra huir y arrastrar consigo a su criado.

ACTO II. CUADRO I.
Calle frente a la casa de Donna Elvira. Leporello y su señor discuten; éste le hace pasar muy malos tragos (Eh via, buffone!), pero al final lo clama regalándole dinero. La próxima conquista del caballero es la sirvienta de Donna Elvira, para lo cual cambia su vestimenta con la de su criado, aunque éste sólo acepta tal cosa a regañadientes. Sale la dama al balcón y se queja de que su corazón quiera perdonar a Don Giovanni. El libertino cínicamente vuelve a decirle que la ama, mientras Leporello comenta con humor la situación (Ah! Taci ingiusto). Cuando Donna Elvira desciende, el criado, fingiendo ser su amo, promete de nuevo amarla, mientras la dama deja al descubierto sus verdaderos sentimientos. El libertino asusta y ahuyenta a la pareja para poder cantarle una serenata a la sirvienta (Deh viene a la finestra). Se acercan Masetto y sus amigos, quienes buscan a Don Giovanni para castigarle. Éste, haciéndose pasar por su criado, se une a la banda y les dice la táctica que deben seguir para darle caza (Metà di voi). Cuando se queda solo con Masetto, le da una tremenda paliza por querer vengarse, y se marcha. El campesino, dolorido y atolondrado está caído en el suelo cuando aparece Zerlina, la que trata de curarlo (Vedrai carino).

CUADRO II.
Patio delante de la casa de Donna Anna. Leporello, haciéndose pasar por su amo, acompaña a Donna Elvira y no ve el momento de quitársela de encima. Aparecen Don Octavio, Donna Anna, Zerlina y Masetto, quienes detienen al criado cuando está a punto de escapar. Todos tratan de pegarle menos Donna Elvira, la cual pide clemencia para el hombre que ama. Descubren que no se trata de Don Giovanni. Leporello intenta explicar en su aria que no es culpable de todos los hechos recientes y que su amo lo obligó a llevar sus ropas para realizar otra de sus seducciones. Por fin logra escabullirse corriendo. Don Octavio, convencido de la maldad del burlador, decide ir a poner una denuncia y ruega a los presentes que consuelen a Donna Anna en su ausencia (Il mio tesoro). Cuando todos se marchan, Donna Elvira se lamenta del destino de su amado, al que, a pesar de todos sus desmanes, no puede dejar de querer (In quali eccessi).

CUADRO III.
Cementerio. Don Giovanni, aún disfrazado con las ropas de su criado, se refugia en este lugar, donde Leporello también se ha ocultado. El caballero le cuenta su última aventura, en la que le han confundido con él, aunque la mujer al reconocerlo le hizo huir y refugiarse en el cementerio. De pronto se oye una voz de ultratumba; es el Comendador que le dice al galán que no reirá más después del amanecer (Di rider finirai). A pesar del temor que le inspira, el libertino se burla y le invita a cenar esa misma noche en su casa (O statua gentilísima). El hombre de mármol acepta. Leporello, aterrado, sigue a su señor.

CUADRO IV.
Salón en casa de Donna Anna. Su prometido le ruega a la dama que fije la fecha de la boda, pero el dolor de la mujer por la pérdida de su padre no se lo permite, aunque quizá algún día pueda hacerlo (Crudele? Non mi dir).

CUADRO V.
Comedor en casa de Don Giovanni. Éste se prepara a cenar servido por Leporello (Già la mensa) mientras unos músicos amenizan la velada con distintas melodías conocidas (Le Nozze y Una Cosa Rara). Donna Elvira, olvidando el desdén, se presenta para demostrarle al burlador por última vez su amor, y le ruega que cambie de vida (L´ultima prova), pero éste no hace caso. Al salir, la dama da un grito despavorido. Al ir Leporello a ver qué ha pasado, también se queda aterrado. Cuando entra de nuevo (Ah! Signor! Per carità), le dice a su amo que afuera está la estatua del Comendador. Alguien llama a la puerta y aunque Leporello se niega a abrir, Son Giovanni le obliga. Es la estatua que viene a cumplir su promesa (Don Giovanni a cenar teco). Éste ordena a su criado que le prepare un puesto, pero el Comendador no toma alimentos terrestres. Su objetivo es invitar al libertino a cenar con él en el otro mundo; para sellar el pacto pide que le dé la mano, Don Giovanni no puede soltarse. “Arrepiéntete, es tu último momento”. El disoluto empecinado, se niega. El Comendador lo arrastra a los infiernos. Llegan Donna Elvira, Donna Anna, Zerlina, Don Ottavio y Massetto con la idea de vengarse de Don Giovanni (Ah, dov´è il perfido?). Leporello les cuenta lo ocurrido. Don Ottavio vuelve a pedirle a Donna Anna que fije la fecha de la boda. La dama le ruega que deje pasar un año. Donna Elvira decide entrar en un convento pues no puede olvidar al caballero. Zerlina y Masetto se van a cenar juntos; Leporello se encamina a la hostería en busca de un patrón más humano (Io men vado). Todos cantan la moraleja de la ópera: el final de quien obra mal es tener una muerte igual a la vida que llevó.

1 comentario:

LinkWithin

LinkWithin