sábado, 7 de noviembre de 2009

RESEÑA MUSICAL DE JOSEPH HAYDN



Franz Joseph Haydn (pronunciado [ˈjoːzɛf ˈhaɪdn̩])[1] (31 de marzo de 1732 – 31 de mayo de 1809) fue un compositor austriaco de música clásica. Es uno de los máximos representantes del periodo clasicista, además de ser conocido como el «Padre de la sinfonía» y el «Padre del cuarteto de cuerda» gracias a sus importantes contribuciones a ambos géneros. También contribuyó en el desarrollo instrumental del trío para piano y en la evolución de la forma sonata.


Vivió durante toda su vida en Austria y desarrolló gran parte de su carrera como músico de corte para la rica y aristocrática familia Esterházy de Hungría. Aislado de otros compositores y tendencias musicales hasta el último tramo de su vida, estuvo, según dijo, «forzado a ser original». En la época de su muerte, era uno de los compositores más célebres de toda Europa.

Era hermano de Michael, que también fue considerado un buen compositor, y de Johann Evangelist, un tenor. Tuvo una estrecha amistad con Wolfgang Amadeus Mozart y fue profesor de Ludwig van Beethoven.
James Webster resume el papel de Joseph Haydn en la historia de la música clásica de la siguiente manera:

Destacó en todos los géneros musicales... Es familiarmente conocido como «el padre de la sinfonía» y, con gran justicia, podría ser considerado de igual forma respecto al cuarteto de cuerda; ningún otro compositor se acerca a su combinación de productividad, calidad e importancia histórica en estos géneros.
Una característica fundamental en la música de Haydn es el desarrollo de estructuras más grandes en lugar de motivos muy cortos y simples, a menudo derivadas de las figuras de acompañamiento habituales. La música es con frecuencia concentrada de manera bastante formal y las partes importantes de un movimiento pueden desarrollarse rápidamente.

La obra de Haydn fue fundamental en el desarrollo de lo que se denominó forma sonata. Sin embargo, su práctica difiere en algunos puntos de las de Mozart y Beethoven, sus coetáneos más jóvenes que también destacaron en esta forma de composición. Haydn fue particularmente aficionado a la llamada «exposición monotemática», en la que la música que establece la clave dominante es similar o idéntica al tema de apertura. Haydn también difiere de Mozart y Beethoven en sus secciones de recapitulación, donde Haydn a menudo reorganiza el orden de los temas en comparación a la exposición y utiliza un amplio desarrollo temático.

La inventiva formal de Haydn también lo llevó a integrar la fuga en el estilo clásico y a enriquecer la forma rondó con más cohesión tonal lógica. Haydn fue también el principal exponente de la forma doble variación (variaciones alternas sobre dos temas, que a menudo son los principales y en menor medida versiones el uno del otro).

Quizás más que cualquier otro compositor, la música de Haydn es conocida por su humor. El más famoso ejemplo es el repentino acorde agudo en el movimiento lento de su Sinfonía Sorpresa. Otras muchas bromas musicales de Haydn incluyen numerosos falsos finales (por ejemplo, en los cuartetos Op. 33. n.º 2 y Op. 50. n.º 3), y la notable ilusión rítmica en el trío del tercer movimiento op. 50 n.º 1.

Las primeras obras de Haydn datan del periodo en el que el estilo de composición del Barroco tardío (del que fueron máximos exponentes Johann Sebastian Bach y Georg Friedrich Handel) había pasado de moda. Esa era una época de exploración e incertidumbre y Haydn, nacido 18 años antes de la muerte de Bach, fue uno de los exploradores musicales de su época.[49] Un viejo contemporáneo de Haydn cuyas obras éste entendió como una importante influencia fue Carl Philipp Emanuel Bach.

El resto de la obra de Haydn fue producido a lo largo de seis décadas (aproximadamente desde 1749 hasta 1802) y se aprecia un incremento gradual pero constante de la complejidad y sofisticación musical, que se desarrolló según Haydn fue aprendiendo de su propia experiencia o de otros de sus colegas. Se han observado varios hitos importantes, en la evolución de su estilo musical.

A finales de la década de 1760 y comienzos de la década de 1770 Haydn entró en un periodo estilístico conocido como Sturm und Drang (tempestad e ímpetu). Este término fue tomado del movimiento literario aparecido en la misma época, aunque parece que el movimiento musical apareció unos antes que el literario. El lenguaje musical del periodo es similar al usado anteriormente, pero es desplegado en las obras con una mayor intensidad expresiva, especialmente en las obras en claves menores. James Webster describe las obras de este periodo como «más grandes, más apasionadas y más audaces». Algunas de sus composiciones más famosas de esta época son la Sinfonía de los adioses, la sonata para piano en do menor (Hob. XVI/20, L. 33) y los Seis cuartetos de cuerda Op. 20 (los cuartetos «Sol»), todos ellos de 1772. En esa misma época Haydn comenzó a mostrar interés en la composición de fugas siguiendo el estilo Barroco y tres de los cuartetos de cuerda Op. 20 acaban con estas fugas.

Cuando el Sturm und Drang llegó a su culmen, Haydn volvió a su estilo más claramente entretenido y encendido. No hay cuartetos de ese periodo y las sinfonías incorporan algunos rasgos nuevos: el primer movimiento ahora contenía en algunas ocasiones introducciones lentas y la instrumentación a menudo incluía trompetas y timbales. Estos cambios suelen estar relacionados con un cambio importante en las funciones profesionales de Haydn, que se trasladó desde la música «pura» y fue hacia la producción de operas buffas, que eran muy populares en el siglo XVIII en Italia. Varias de estas óperas fueron obras propias de Haydn y rara vez son representadas en la actualidad. A veces Haydn recicló su música para ópera en obras sinfónicas, que le ayudaron a continuar su carrera como sinfonista durante esa agitada década.

En 1779 tuvo lugar un importante cambio en el contrato de Haydn que le permitió publicar composiciones sin la autorización previa de su mecenas. Puede que este hecho animara a Haydn a retomar su carrera como compositor de música «pura». El cambio se hizo más espectacular en 1781, cuando Haydn publicó los seis cuartetos de cuerda Opus 33, anunciando (en una carta a los potenciales compradores) que habían sido escritos de «una forma completamente nueva y especial». Charles Rosen ha argumentado que esta aseveración por parte de Haydn no sólo habla de las ventas sino que también se refiere a un número importante de avances en la técnica compositiva de Haydn que aparecen en esos cuartetos, avances que advierten de la llegada del estilo clásico en su punto de mayor esplendor. Entre ellos se incluye una forma fluida de fraseo, en la que cada motivo emerge desde el anterior sin interrupción, la práctica de permitir que el material de acompañamiento se convirtiera en material melódico y un tipo de «contrapunto clásico» en el que cada parte instrumental mantiene su propia integridad. Estos rasgos continúan en muchos de los cuartetos que Haydn escribió después de los Opus 33.

En la década de 1790, estimulado por sus viajes a Inglaterra, Haydn desarrolló lo que Rosen denomina como su «estilo popular», una forma de composición que, con un éxito sin precedentes, creó música que tuvo un gran apoyo popular pero manteniendo una estructura musical rigurosa y docta. Un elemento importante del estilo popular fue el uso frecuente de música tradicional o un material similar. Haydn tuvo cuidado de desplegar este material en los lugares apropiados, tales como al final de las exposiciones de las sonatas o en los temas de apertura y finales. En estos lugares, el material tradicional servía como un elemento de estabilidad, ayudando a anclar la estructura más amplia. El estilo popular de Haydn se puede escuchar virtualmente en todas sus obras posteriores, incluyendo las doce Sinfonías de Londres, los últimos cuartetos y tríos para piano y los dos últimos oratorios.

La vuelta a Viena en 1795 marcó el último punto de inflexión en la carrera del compositor. Aunque su estilo musical evolucionó poco, sus intenciones como compositor cambiaron. Mientras permaneció como sirviente, y después como ajetreado empresario, Haydn escribió sus obras rápidamente y con profusión, con frecuentes plazos de entrega. Como hombre rico, Haydn ahora sentía el privilegio de tomarse su tiempo y escribir para la posteridad. Esto se refleja en el tema de La creación (1798) y Las estaciones (1801), que abordan temas de peso como el significado de la vida y el objetivo de la humanidad y representa un intento de hacer lo sublime en la música. Las nuevas intenciones de Haydn también significaron que el compositor estaba dispuesto a pasar mucho tiempo en una única obra, ya que tardó más de un año en completar ambos oratorios. Haydn afirmó una vez que había trabajado tanto tiempo en La creación porque pensaba que sería su última obra.

El cambio en el enfoque de Haydn fue importante en la historia de la música y otros compositores pronto siguieron su ejemplo. En particular, Ludwig van Beethoven adoptó la práctica de tomarse su tiempo en las composiciones y de fijarse grandes objetivos.


Identificador de las obras de Haydn
Las obras de Haydn figuran en un catálogo elaborado por Anthony van Hoboken. Éste recibe el nombre de catálogo Hoboken y asigna a cada obra de Haydn un número de identificación, llamado número Hoboken (cuya abreviatura es H. o Hob.). Los cuartetos de cuerdas también tienen número Hoboken, pero se identifican generalmente por su número de opus, que tiene la ventaja de indicar los grupos de seis cuartetos que Haydn publicó conjuntamente, por lo que, por ejemplo, el cuarteto de cuerdas Opus 76, n.º 3 es el tercero de los seis cuartetos publicados en 1799 con número de Opus 76.

Fuente: Wikipedia

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